Notaba como si todo se detubiera, como si el mundo se parase y solo estubiera yo, bueno... y ella, tan bonita y afilada como siempre, mi compañera del dia a dia, la unica que no me fallaba, esa vez no lo hacía a causa de nada en particular, supongo que ya había dejado de sentir dolor alguno, era insensible a todo lo que me rodeaba, al mundo. [Aunque también era como una muñeca de porcelana, si la tocaban se rompía en mil pedazitos diferentes] Cogí el objeto metálico y lo puse encima de mi muñeca, rozando las venas que sobresalían a causa de la deshidratación que sufría desde hace unos meses por no comer. Apreté un poco, no mucho, lo suficiente como para que empezara a sangrar poco a poco, seguí así repetidas veces, hasta que me sentí sadisfecha y calmada, me encantaba esa sensación. Pensé unos segundos en esa promesa, la cual nunca cumplía, no era culpa mía, era superior, se había convertido en algo habitual, como una adicción, algo de lo que mo me podría librar nunca, mi secreto.
•Cada uno se mata a su manera•
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